1922 – El año del Centenario

Hoy se cumple el primer centenario de la organización del Poder Judicial de la provincia. La trascendental efemérides evoca por sí misma los afanes de aquellas generaciones argentinas que estuvieron avocadas a la compleja y cruenta labor de construir el país, después de la revolución de mayo, creando e incorporando instituciones que reemplazarán el vetusto edificio gubernamental del coloniaje”.

El párrafo corresponde a la crónica publicada en Diario Los Andes el 6 de agosto de 1922. Así reflejaba el principal medio de comunicación de la época el festejo del centenario de la creación del Tribunal de apelaciones por parte de la sala de representantes en 1822.

(…)cabe sin embargo a Mendoza, en su tradicional preocupación de progreso, el honor de haberse adelantado, en 1822, a otros pueblos hermanos, en la tarea de afianzar del mejor modo posible en aquel entonces las garantías de la Justicia”, destaca la nota.

Y finaliza la primera parte de la crónica sosteniendo que: “El acontecimiento histórico que rememora el día de hoy, entraña un alto significado en la evolución institucional de un pueblo, porque la autonomía e independencia del Poder Judicial es condición básica en el régimen de gobierno de los países civilizados, cuya preocupación constante por el prestigio y respetos que merece es la mejor garantía de la tranquilidad social, de los derechos civiles y de las relaciones jurídicas que regulan el desenvolvimiento de las sociedades cultas”.

¿Cómo era la Mendoza de 1922?

Mendoza era para esa época una ciudad cosmopolita. Al 31 de diciembre contaba con 337.002 habitantes, siendo los departamentos más poblados la Capital (63.382 habitantes) y en segundo lugar San Rafael (41.461 habitantes)”, cuenta Andrés Abraham, Docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, miembro del Instituto de Historia Americana y Argentina y Becario de Conicet y suma que “en cuanto a la composición por nacionalidad, corresponde destacar las cifras de extranjeros: mientras del total señalado cerca del 70% eran argentinos, había un 14% de españoles, 9% de italianos, 3% de franceses y el porcentaje restante se distribuía entre otras colectividades”.

Y agrega “La ciudad de Mendoza era una ciudad mayormente “chata”. Contaba las cinco plazas céntricas como epicentro de un ejido que abarcaba 14 manzanas de norte a sur (desde el Ferrocarril BAP (Buenos Aires al Pacifico) hasta la “Quinta Agronómica”, actual Parque Cívico) y con un trazado en crecimiento de Belgrano hacia el oeste en el que se perfilaba una zona residencial (donde todavía muchas de las actuales arterias no estaban abiertas)”.

En febrero de 1922 asumió la gobernación –con tan sólo 33 años- Carlos Washington Lencinas, tercer hijo del ex gobernador José Néstor Lencinas (primer gobernador radical de la provincia, fallecido en funciones en 1920).

Para agosto de 1922, mes en que se conmemoró el Centenario de la Justicia mendocina, entre otros acontecimientos, el Ejecutivo envió a la Legislatura un proyecto de ley para invertir $ 250.000 en la construcción de un Hotel, Teatro y Casino (el Teatro Independencia y el Hotel Plaza, que comenzaron a construirse en la manzana que ocupaba el antiguo Cuartel de Bomberos –demolido en 1920). La ley se sancionó en 1923 y las nuevas dependencias se inauguraron en 1925.

¿Cómo funcionaba la justicia?

 

Con la sanción de la constitución provincial de 1916 se terminó de dar forma a la institución judicial y estableció en su artículo N° 142 que El Poder Judicial de la Provincia será ejercido por una Suprema Corte de Justicia, Cámara de Apelaciones, Jueces de Primera Instancia y demás juzgados, tribunales y funcionarios inferiores creados por ley.

Hacia 1922, la Suprema Corte contaba entre sus miembros a Cicerón E Aguirre (presidente) y a los vocales Urbano N. Ozán, Joaquín Sayanca, Rafael Moyano y Manuel J. Gaviola. El procurador era el reconocido jurista Julián Barraquero (1856-1935) y el secretario del tribunal Rodolfo Corominas Segura (futuro gobernador demócrata entre 1938 y 1941)”, cuenta Abraham.

Y agrega que “Por entonces la Justicia carecía de edificios propios, se alquilaban casas en el radio céntrico en las que se concentraban los juzgados y demás dependencias administrativas. La Suprema Corte funcionaba en la casa del ex gobernador Carlos González Pintos, que ocupaba un cuarto de manzana al suroeste de la intersección de Necochea y San Martín”.

Cicerón E. Aguirre (quien fue presidente de la Suprema Corte de Mendoza en 1922 y 1925) escribió el libro: Centenario del Poder Judicial de la Provincia de Mendoza. Es justamente allí donde establece que “El poder Judicial nace en Mendoza con todas sus características de tal, el 6 de agosto de 1822(…). (…) Los documentos demuestran la primera organización dada al Poder Judicial de la provincia”

Y agrega que “Mendoza, con todos sus defectos, organizó su Poder Judicial, en una época en la que no podía formularse mayores existencias. La evolución definitiva de ese poder, hasta adquirir su forma actual, es obra de las distintas constituciones que rigieron la provincia”.

Fue justamente de esta manera en la que un estructura relativamente nueva como la que tenía el Poder Judicial para 1922, estableció que la creación del Tribunal de Apelaciones el 6 de agosto de 1822 fue el primer momento de la justicia como entidad autónoma de los demás poderes.

En el año 1822, Mendoza solo tenía 11 abogados; hoy su foro cuenta con 150”, destacó durante su discurso en los festejos del centenario Cicerón Aguirre.

Finalmente, como contexto a la situación de la época, Abraham cuenta que “el lencinismo mantuvo al principio una relación tensa con el Poder Judicial, porque lo veía como un baluarte del “régimen”, no alcanzado por la tónica democrática encarnada por la UCR. En ese marco hubo un conflicto a partir de la puesta en comisión de los jueces de la provincia por Lencinas padre, a fines de 1919 (medida que le costó una intervención federal contra su gobierno). Pero luego con Carlos Washington la relación fue cordial y entre ambos poderes se respetaron las respectivas esferas institucionales de acción, incluso el gobierno respaldó y participó de los festejos por el Centenario”.

Y agregó que “por otro lado, el programa lencinista buscó agilizar la justicia y hacerla más accesible para los sectores populares, promoviendo desde la Legislatura reformas de procedimientos, la recusación sin causa contra jueces o camaristas, la publicación y divulgación de fallos judiciales, la creación de nuevos juzgados y otras medidas tendientes a modernizarla”.

Los festejos

 

Desde el Poder Judicial se formó una comisión para la organización de las celebraciones que estuvo a cargo de Cicerón E. Aguirre. El día 6, la conmemoración se dividió en dos: al mediodía, el personal de la administración convocó a un almuerzo en el hotel Galileo, al que concurrieron ministros de la Corte, magistrados y numerosos abogados y procuradores del foro mendocino.

Por la noche, la segunda parte de la celebración oficial tuvo lugar a las 21:30, mediante un banquete en el hall del edificio de la Suprema Corte (Necochea y San Martín, cabe recordar que el actual Palacio de Justicia no se inauguró hasta el 10 de octubre de 1963), organizado por la magistratura de Mendoza. Concurrieron los miembros del máximo tribunal y una veintena de magistrados y otros altos funcionarios. Por el Ejecutivo lo hicieron el gobernador Carlos W. Lencinas, el vicegobernador Bautista Gargantini.

Sede Suprema Corte - Necochea y San Martín - Gentileza Eduardo Rufino Blog Mendoza Antigua