De padre sastre y madre modista, entre hilos y agujas, creció observando e imitando. A los trece años empezó a incursionar en el mundo de la costura, pidiéndole a su madre que le enseñara todo lo que sabía. Frente a una máquina de coser comenzó con la confección de prendas para ella y su hermana. Hoy es la responsable del vestuario de la fiesta más importante de los mendocinos. Dialogamos con Mirta Giménez quien nos recibe en el espacio cultural Julio le Parc para conversar sobre esta fascinante tarea que le toca protagonizar.

Un camino recorrido

En el año 2019 un colega le informa sobre la convocatoria para el puesto de supervisora de Vestuario de Vendimia, sugiriéndole que se presentara al casting. Poco convencida decidió llevar el proceso adelante y participar en el concurso. En ese momento trabajaba en un taller propio donde enseñaba diseño y moldería y también daba clases en las Aulas para el Tiempo Libre de la Universidad Nacional de Cuyo por lo cuál “no disponía casi de tiempo”.

“Me motivó mi afinidad con el baile, porque además de ser profesora de danza soy modista. Sentía que Vendimia era una materia pendiente. En aquel momento me sorprendí cuando quedé como única seleccionada entre los participantes y al cabo de dos horas ya era supervisora de vestuario”, comenta sobre sus comienzos.

“Debo destacar que la tarea requiere de mucha planificación y organización: ¡del primero hasta el último detalle requiere de una previsión para asegurar el éxito!”, continúa.

Mirta nos cuenta que apenas finaliza una Vendimia, después de presentar los informes pertinentes en el mes de abril, ya se empieza a trabajar en el proyecto del próximo año. Por medio de foros y coloquios, se elige un nuevo equipo ganador, que este año ha sido “Guardiana del vino eterno”.

El vestuarista, de acuerdo con el guion, la escenografía y sus colores, forma una paleta con los tonos que presenta en los coloquios y es el jurado quien, después de mirarla, compararla y analizarla, elige la gama adecuada a la imagen elegida. En base a los bocetos informa qué cantidad de tela se va a necesitar para armar una licitación. Este es el puente para lo que sigue que es el armado de los talleres. El primer día hábil de enero comienza la tarea: el traslado de las máquinas, telas e hilos, paños de la licitación que ganó y todo lo necesario tiene que estar en la sede para empezar el arreglo, armado y confección de las prendas.

Cómo es la tarea del supervisor de vestuario

El trabajo de un supervisor tiene un amplio significado que va “desde establecer objetivos y definir las estrategias, distribuir el trabajo asignado a la tarea, dirigir, motivar… hasta evaluar el trabajo terminado. En este sentido conlleva una gran responsabilidad.”

“La confección tiene que ser una copia fiel del boceto presentado por el vestuarista. Implica entender y comunicar sus expectativas, elegir los colores adecuados, que las terminaciones de las prendas queden perfectas, que se realicen en tiempo y forma, lavadas, planchas y colgadas en las perchas listas para usar”, enfatiza Mirta.

– ¿Cuántas personas se necesitan para ver un buen resultado?

– Para un espectáculo como Vendimia trabajan al menos cincuenta personas entre modistas, lavanderas, planchadoras, corte y moldería, vestuario especial y servicios generales.

– Teniendo en cuenta otras Vendimias, ¿las prendas que quedan se reciclan, sirven para otra vez? 

Claro que si, según el inventario la vestimenta está compuesta en un 80% de prendas existentes y un 20% de prendas nuevas. Aquí se pone en juego el ingenio y la creatividad del vestuarista para modificar cada atuendo y adaptarlo a los nuevos, se pinta, se recortan y se agregan telas.

– ¿Cuántas prendas tienen que estar listas para el próximo 8 de marzo?

– Son 9580 prendas que tienen que estar listas para el Acto Central que se celebra justo en el “Día de la Mujer”.

– Como mujer trabajadora y hacedora de Vendimia ¿Qué reflexión personal podés dar?

– Yo me crie con Vendimia, tengo recuerdos de que íbamos con mi familia a la Vía Blanca, al Carrusel. Nos encantaba ver el festejo, cuando no podíamos ir al anfiteatro, buscábamos la forma ver el acto desde los cerros. Mi sueño como bailarina era participar en la celebración central. Creo que es el sueño de todos los artistas mendocinos y nunca me imaginé que iba a experimentarlo, vivirlo y palpitarlo de este lado de la organización.

A todos los artistas nuevos, les digo que se van a “enamorar de Vendimia” y, cuando finaliza todo, me dan la razón sosteniendo que la vivencia de esa noche en el Teatro Griego Frank Romero Day no se puede describir con palabras porque atrapa, cautiva y hace vibrar el alma. Es el reflejo de nuestro esfuerzo, de nuestro trabajo, del trabajo de toda la gente que hace posible que cada año se pueda concretar esta celebración.