Los motivos por los que condenaron a 17 años a un sargento por un homicidio

La Justicia ventiló los fundamentos de la sentencia contra Santiago Ochoa (52), quien en la puerta de su casa ultimó de un disparo a un joven de 25 años.

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(FUENTE DIARIO UNO) El 16 de julio pasado, el sargento Santiago Ramón Ochoa (52) fue condenado a 17 años de prisión por el asesinato de Cristian David Videla (25), ocurrido en la puerta de su domicilio en Guaymallén en 2013. Si bien el efectivo continúa libre, ya que la Suprema Corte debe confirmar la sentencia, se conocieron los fundamentos del veredicto.

Los jueces de la Primera Cámara del Crimen –Mateo Bermejo, Lilia Vila y Víctor Comeglio- explicaron en un fallo de 101 páginas los motivos por los cuales entendieron que se trató de un homicidio doloso y descartaron las hipótesis de emoción violenta o legítima defensa propuestas por la defensa.

Los magistrados analizaron en primera instancia el llamado al 911 que realizó Ochoa tras el incidente. En el audio de la conversación telefónica quedó registrado que, sin darse cuenta que ya estaba siendo grabado, el uniformado les decía a su esposa y a sus hijas que dijeran que estaban gritando al momento del hecho. Incluso nunca manifestó que los delincuentes le efectuaron un disparo, tal como declaró en la primera jornada del debate oral y público.

Este último punto también fue importante para los jueces: en la escena del hecho se encontraron dos proyectiles y una vaina servida pertenecientes a la pistola reglamentaria del acusado. “No hay constancia de otros disparos realizados”, analizaron los camaristasn, agregando que Videla no tenía rastros de pólvora en sus manos. Esto descartó el supuesto de legítima defensa, ya que no quedó probado que existió un ataque inicial de los ladrones hacia el hombre.

Con respecto a la versión de que los malvivientes habían ingresado al patio frontal de la casa de Ochoa y forzaron la puerta de su vivienda, los titulares de la Primera Cámara aseguraron que existen elementos de prueba para afirmar esto pero también para determinar que nunca lograron irrumpir en la casa y huyeron del lugar.

Otro de los elementos importantes del caso fueron dos peritajes psicológicos que le realizaron al uniformado. El primero de ellos confirmó que había actuado bajo estado de emoción violenta –esta figura prevé penas excarcelables-. Sin embargo, el profesional que realizó el informe declaró en el juicio y detalló que había realizado el análisis en base al relato de Ochoa y que no tuvo información del resto de la causa.

En contraparte, la segunda pericia determinó que “los hechos investigados no cumplen con las condiciones requeridas para el diagnóstico de emoción violenta” ya que Ochoa “nunca perdió la comprensión y control de lo que estaba haciendo”. Un ejemplo de ellos es que efectuó solamente dos disparos y no gatilló en forma desordenada.

 

Nueva investigación

 

Tal como lo solicitó el fiscal de Cámara Javier Pascua, quien realizó la acusación en el juicio, los jueces extrajeron una compulsa para que la Inspección General de Seguridad (IGS) investigue en forma administrativa a los efectivos policiales que intervinieron en el hecho y realice las denuncias penales si corresponde.

Para esto fue clave la declaración de un ayudante fiscal de la Oficina Fiscal 9, quien estaba de turno al momento del incidente y aseguró que se enteró de rebote. “Volvía a mi casa y vi una ambulancia y los móviles policiales al costado del Acceso. Nadie me había avisado del hecho. Camino por el costado y veo un tumulto de policías manipulando, de arriba y para abajo, a la personas que estaba tirada en el piso”, manifestó el funcionario judicial en relación a la víctima fatal.

“Durante 20 minutos tuve que lidiar con todo tipo de irregularidades por parte de la Policía, el ministro de Seguridad (Carlos) Aranda y el jefe de la Policía (Ángel) Fossati”, dijo el testigo, apuntando contra los entonces cúpula de la fuerza policial. Por ejemplo, explicó que Ochoa no había sido requisado y ni siquiera le habían sacado de su poder el arma reglamentaria.

 

El caso

 

El sargento Santiago Ochoa llegaba a su casa ubicada en la lateral norte del Acceso Este, en las inmediaciones del Mendoza Plaza Shopping, durante la madrugada del 28 de julio de 2013. En ese momento vio que dos jóvenes salían de su casa desde el portón. Ochoa tomó su arma reglamentaria y efectuó al menos dos disparos contra el presunto ladrón. Uno de los proyectiles impactó en la nuca de Cristian Videla, quien quedó internado en el Hospital Central. Tres días después, en las primeras horas de la tarde, el joven perdió la vida.

(FUENTE DIARIO UNO) 

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