Andrea Mut es trabajadora social por vocación y convicción. Su entrega diaria a la labor, su empatía, su preocupación por dar y ayudar trasciende y de a ratitos disfraza la dura realidad por la que atraviesan muchas personas a las que diariamente atiende.

Con una postura amable y mucha generosidad nos da unos minutos de su tiempo para contestar algunas preguntas de su quehacer diario.

-¿Cuánto tiempo hace que trabajas en Contingencia?

Trabajo desde el año 2008; pero a lo largo de los años he tenido adscripciones en otras áreas dentro del mismo Ministerio. 

-¿Qué rol cumplís en este sector?

Me desempeño como trabajadora social. 

-¿Cómo fueron los comienzos?

Me inserté laboralmente en mi primer trabajo llevando el currículum a la municipalidad de Godoy Cruz. Tenía una amiga que trabajaba ahí y me dijo que estaban buscando profesionales.  

Los comienzos fueron de mucho aprendizaje. Tuve una buena experiencia, ya que era un buen grupo humano, se trabajaba en equipo y la coordinadora cumplía una función docente y guiaba mucho a las nuevas colegas. 

-¿Algún hecho que te haya movilizado?

El trabajo en general está cargado de emociones de distinto tipo. En cada entrevista confluyen en el mismo escenario necesidades, angustias, estrategias, limitaciones, expectativas y decisiones. 

Cada persona que atendemos es un mundo en si misma que, por más respuesta estereotipada que se pueda dar en cuanto a una intervención, la asistencia puntual conlleva una amplia gama de situaciones y condicionante que la hace única. 

Mi motor o móvil es intentar compensar, aliviar, motivar a las personas en medio de carencias en busca de una mejor vida. Promover el acceso a condiciones más dignas aunque sean momentáneas. 

Estoy aprendiendo hace tiempo a despojarme de marcas en un sentido negativo. Creo que las experiencias que vivimos cada una son personales y las vamos procesando en nuestros tiempos. Surgen aprendizajes y mucho crecimiento de las situaciones menos pensadas. Nos posicionan desde ángulos más empáticos, justos y sensibles. 

-Reflexión para otras mujeres que trabajan en este sector

Mi reflexión para las  mujeres sería que todas nos valoremos, nos aceptemos,  no  carguemos mochilas o errores que no son nuestros.  Aprender a tener claro qué queremos, para dónde vamos. Buscar la coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Un desafío es pensar colectivamente no sólo en el beneficio propio sino en lo que beneficia a otras, que tal vez tengan menos chances que yo; donde estemos dejar una huella.