Primera condena para un secuestrador virtual en Mendoza

La Justicia sentenció a 3 años de cárcel a un hombre que se declaró culpable de los 6 casos por los que estaba acusado. Lleva un año preso y saldrá pronto.

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(FUENTE DIARIO UNO) Los secuestros virtuales han sido uno de los peores azotes de los mendocinos en los últimos años, con bandas recolectando grandes cantidades de dinero en pocas horas, obtenido de sus víctimas, a las que engañaban con un secuestro inexistente de un familiar directo.

Por fin este jueves la Justicia de Mendoza emitió por primera vez una condena por secuestro virtual.
La Segunda Cámara del Crimen, en juicio con tribunal unipersonal a cargo del juez Roberto Uliarte, sentenció a 3 años de prisión efectiva (con cumplimiento en la cárcel) a Eduardo Coria, de 26 años, quien ya llevaba un año tras las rejas.
La condena es inédita y si bien el acusado estaba comprometido por las pruebas en su contra, su confesión de culpabilidad fue crucial para allanar el camino y avanzar a la primera sentencia de este tipo.
Coria se declaró culpable de 4 secuestros virtuales y 2 tentativas (intentos que fracasaron) consumados entre febrero y mayo de 2015. Su confesión llegó luego de que la fiscalía y la defensa pactaran la pena.
 
El secuestro que es estafa
Contra lo que se pueda creer, la condena fue por el delito de estafas, que es el que correspondería a secuestros virtuales, pero no por extorsión, como lo había calificado la fiscal Claudia Ríos, que investigó el caso, y tampoco por secuestro extorsivo.
La primera razón, explicada por los especialistas judiciales, es que “no existe como tal en el Código Penal el delito de secuestro virtual”. Y agregaron que se considera la comisión de un secuestro extorsivo cuando hay un secuestrador, un secuestrado, un familiar del secuestrado contactado por el captor y un rescate exigido en dinero. Esto implica la existencia de una amenaza real para una de las víctimas y también un peligro real para la que está capturada.
En el secuestro virtual esto no se cumple, porque el secuestrado no existe y por lo tanto hay un falso secuestrador. Sólo existe una víctima, que es el familiar de la persona que nunca fue secuestrada, y un rescate, que es la exigencia de dinero.
Faltan acá los dos componentes mencionados anteriormente: no hay amenaza ni peligro real.
La víctima en realidad ha sido engañada a través de una ardid con el cual le sacaron plata: el ardid y el engaño son los elementos típicos del delito de estafa.
 
Cayó Coria y la banda, impune
Aunque los detectives están convencidos de que detrás del condenado Eduardo Coria hay una banda, la pena recayó sobre él porque la fiscalía nunca pudo, a pesar de sus esfuerzos, descubrir quiénes lo apoyaban.
Las víctimas recibían dos llamados telefónicos, uno al fijo y otro luego al celular para que no pudieran una vez contactados chequear si la amenaza era real.
Primero se hacían pasar por policías y le decían a la víctima que un pariente suyo había tenido un accidente de tránsito. Luego le revelaban que lo tenían secuestrado.
Pero el golpe de gracia ante el estupor del engañado era hacerle escuchar por teléfono los gritos de su familiar secuestrado, quien le pedía auxilio para que no le cortaran los dedos o lo sometieran a otras atrocidades.
La mayoría de las víctimas juró a los investigadores que escucharon la voz de sus familiares aunque, claro está, no era así. Esa acción era determinante, era el anzuelo del que las víctimas ya no podían librarse.
Para semejante faena se necesitaba más de una persona y con ese modus operandi la banda se movía a sus anchas, al punto de que el teléfono que usaban era detectado por el identificador de llamadas de las víctimas e iban en autos propios con las patentes descubiertas a buscar el rescate.
Así cayó Coria, luego de que la empleada doméstica de una víctima fotografiara la chapa patente de su auto en Luján. Esa misma tarde fue hallado con el auto denunciado, con el teléfono que revelaban las víctimas y quedó detenido.
En el juicio Coria confesó que el teléfono era suyo, que él conducía el automóvil que iba a buscar los rescates y que todos los hechos denunciados así habían sucedido. La sentencia a 3 años no se hizo esperar pero como ya cumplió un año preso, en poco tiempo estará en libertad.
(FUENTE DIARIO UNO)