-¿Cómo surge su nombre Fierritos Solidarios?

Con mi familia siempre nos ha gustado ir a las competencias y exposiciones de autos. En algunas ocasiones aprovechábamos para que la gente que concurría a estas actividades hiciera donaciones: ropa de abrigo, calzado, alimentos no perecederos, útiles escolares, hasta materiales para la construcción.

Fue en una de esas oportunidades cuando mi hijo Josué tuvo la idea de llamar a este proyecto Fierritos Solidarios. Ambas palabras unen dos de mis pasiones: la pasión por los autos y la de ayudar al prójimo. De esta manera, en septiembre de 2016 nace esta Organización.

-¿Algún hecho que te haya movilizado o alguna experiencia que te haya marcado?

Uno de los casos que me movilizaron fue el de Pablo Denis, un uruguayo que vivió treinta y cinco años indocumentado en Argentina y diecisiete en San Rafael.

Pablo era mochilero y salió de su país natal en busca de aventuras y no pudo volver más. Se encontró viviendo en la indigencia, sin recursos ni medios para sobrevivir, golpeó puertas en busca de ayuda y nadie atendió su pedido.

Un día de enero del 2021; hacía mucho calor, cuando gente de Fierritos Solidarios lo encontró revolviendo la basura. Hacía dos días que no comía. Lo que más nos llamó la atención fueron sus pies muy lastimados porque no encontraba ningún calzado para su talla 45. Lo llevamos entonces a la casa de uno de los colaboradores que se encontraba alejada de la cuidad y deshabitada; allí se higienizó, se consiguieron zapatos, ropa limpia y comió con muchas ganas unos panqueques con leche.

Después comenzó el relato de su odisea viajera. Lo que más conmovió al grupo fue cuando dijo que hacía treinta y cinco años que no veía ni sabía nada de su madre. En ese momento empezó la movida para contactar a algún familiar. Con los datos aportados pudimos dar con la hermana a través de redes sociales, quien inmediatamente lo reconoció.

Fue emocionante y, a la vez, doloroso saber que su madre ya lo daba por muerto al no tener noticias de él durante tantos años. Posteriormente nos pusimos en contacto con el consulado de Uruguay en Mendoza para tramitar la documentación. Se organizó una cruzada a través de los medios de comunicación y redes sociales para recaudar fondos y poder pagar los gastos para que Pablo pudiera volver a Uruguay donde se reencontraría con su familia.

Después de quince días el sueño se volvió realidad gracias a la labor incasable del equipo. Sin dudas este hecho marcó un antes y un después en la historia de Fierritos, que motiva e impulsa diariamente a seguir luchando para ganar la batalla a la indigencia, la pobreza y la marginación.

-Algo que quieras agregar

Sólo decir que donde hay una necesidad, hay un derecho que debe ser respetado y para poder comprenderlo no basta la empatía, es fácil repetir frases hechas, lo difícil es llevarlas realmente a la práctica, por eso hay que involucrarse, recorrer, preguntar, preocuparse por el otro que no lo está pasando bien. Si bien no es la solución, significa alivio, una puerta de salida, una oportunidad para vivir un poco mejor y poder progresar. Si todos ponemos un poquito de arena seguro se puede lograr. Desde mi lugar voy a seguir caminando, no voy a parar porque ahora quiero que Fierritos Solidarios sea una Fundación y estoy trabajando para lograrlo.