Profesora y licenciada en Artes Visuales, Natalia es egresada de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo desde el 2001. Nacida en Mendoza, actualmente vive en la ciudad de Barcelona en España. 

Entre otras de sus reflexiones compartió con Genera+ su predilección por la escultura ya que disfruta trabajar con las manos. El contacto con los materiales le da paz, serenidad y la sensación de que el tiempo se detiene en momentos infinitos. Es en estos instantes atemporales cuando las ideas empiezan a tomar forma.

Utiliza la cerámica, el metal y el vidrio, generalmente combinados entre sí. Cada uno de los materiales aporta algo específico y especial; la cerámica es suave, expresiva y versátil; el metal es preciso y resistente y el vidrio es mágico, la luz lo transforma y le añade otra dimensión.

La mixtura es parte de su modo de crear; tanto en dibujo como en pintura combina técnicas y materiales: la lentitud y precisión del lápiz y el acrílico con la rapidez de la tinta, la acuarela, los pasteles o el carboncillo.

En vidrieras utiliza la técnica del emplomado tradicional y de Tiffany. Muchas veces sus obras se encuentran en los límites de las disciplinas: esculturas con dibujos, objetos con pinturas. 

En una charla amena dialogamos con ella para conocer más en profundidad su proceso creativo.

 – ¿Qué es el arte para vos? ¿Cómo lo definís desde lo que haces?

El arte es una expresión propia de una época y un contexto, un reflejo de la realidad. El o la artista observa lo que pasa a su alrededor, lo atraviesa por su filtro personal y lo convierte en arte. 

– ¿Cuál es tu estilo, en que te inspiras?

Mi estilo es figurativo y tiene una base clásica, tanto en la concepción de la obra como en la creación. 

Me inspira la naturaleza en general, teniendo en cuenta a las plantas y animales humanos y no humanos. Parto siempre de alguna idea que me ronda la cabeza durante un largo tiempo, de un tema que me preocupa y que finalmente decanta por insistencia. El que haya una fuerte cuota autorreferencial hace que me involucre con facilidad y que a partir de ahí pueda encontrar las conexiones que tiene con el resto del mundo, y así intentar evitar una reflexión excesivamente autocentrada. 

-Desde tu lugar ¿qué cualidades, sentimientos y pensamientos se transmiten a través de una obra?

Una obra puede tener múltiples objetivos, desde expresar un sentimiento hasta intentar movilizar al espectador o espectadora con respecto a temas importantes a nivel político o medioambiental. Eso depende de cada artista y su momento vital. Creo que en cualquier caso lo interesante es que aquello que elijamos como punto de partida, pueda llegar a los/as demás y despertar sensaciones. Ser honestas a la hora de escoger un tema, que sea algo con lo que nos identificamos, algo de lo que no podemos escapar. 

 -Entonces, crees que el arte puede impactar positivamente en la sociedad…

 El arte refleja la realidad de una sociedad y a la vez invita al espectador o espectadora a reflexionar sobre la misma. A través de mecanismos propios del arte, que no siempre tienen que ver con lo racional, sino también con las emociones, se pueden comprender fenómenos simples y complejos. Cuando una obra provoca una sensación, el pensamiento le sigue. El arte puede ayudar a hacernos más conscientes de lo que nos rodea y, por lo tanto, más predispuestos a formar parte del cambio. 

– ¿Cómo fueron tus comienzos y desarrollo artístico? ¿empíricos o académico?

Mi formación fue mayormente académica: fui a la universidad y complementé esos conocimientos con cursos técnicos en distintos lugares de la Argentina y Europa. 

La Universidad me sirvió para entender que necesitaba una disciplina para desarrollarme, así como una cultura general que no se consigue fácilmente fuera de la formación reglada. 

Los cursos que hice luego me acercaron a técnicas que no conocía y a la realidad de la profesión. 

– ¿Quiénes fueron o son tus referentes artísticos?

Principalmente artistas con un gran talento y una actitud fuerte ante la vida. 

Si tuviera que elegir sólo a dos, serían Egon Schiele por su dibujo y Auguste Rodin en escultura. Creo que ambos resumen, técnica, expresión y concepto de una forma magistral. 

 ¿Qué factores marcaron tu camino como artista?

El factor principal que me marcó fue la razón más importante por la cual decidí dedicarme al arte: la forma en que me hacía sentir mientras creaba. El poder abstraerme del mundo casi completamente. Luego, el haber emigrado a Europa, con las consecuencias propias de esta decisión: empezar de cero, asimilar el choque cultural y plantear mi identidad como extranjera. Esto me obligó a comenzar a ser más flexible en muchos sentidos vitales y artísticos. 

Y finalmente el ser mujer y darme cuenta de que esa carga estaba presente permanentemente, aún sin habérmelo propuesto. 

 -Hoy vivís en Barcelona y nos contaste que has vivido en otros países como Francia ¿Crees que es importante para los artistas mantenerse conectados con su cultura de origen mientras trabajan en el extranjero?

No creo que sea importante, sino más bien inevitable. El arte está determinado por el contexto, por lo que la forma y el lugar en el que crecimos son determinantes. Nuestra visión de la vida y, por lo tanto, nuestra forma de expresarnos a través del arte, provienen en gran parte, de nuestra cultura originaria. La mezcla de realidades diferentes va a dar paso a una interpretación nueva y cambiante, un filtro particular a través del cual entendemos el mundo.

– ¿Cómo se relacionan las mujeres y el arte? ¿Crees que hay un modo específico de vinculación o de manifestación en las mujeres?

Hay distintas instancias en las que se puede explicar la relación de la mujer y el arte. Por un lado, estamos más acostumbradas a reconocer nuestros sentimientos y poder expresarlos con cierta fluidez. Distinguimos matices sutiles porque han sido parte de nuestra sociabilización. Por otro lado, la mujer tiene un papel preponderante en la docencia, pero no en el mercado del arte, que está dominado por los hombres. Ellos son quienes toman las decisiones y quienes mejor venden su obra. Creo que la dificultad para insertarnos profesionalmente es el punto más destacable, que influye directamente en nuestra producción. 

Con respecto a las características propias del arte hecho por mujeres, tengo bastantes dudas sobre si son positivas o negativas. En ocasiones es fácil reconocer que trabajamos sobre temas que nos preocupan especialmente por ser mujeres y que en ocasiones se consideran como menores, domésticos. Tengo argumentos a favor y en contra, por lo que mi opinión no está cerrada. Nos falta todavía mucho camino para poder resolver este punto.